martes, 1 de febrero de 2011

“El Señor ha enviado fortaleza para ti.” Salmo 68:28

El Señor nos comunica aquella fuerza primaria de carácter, la cual hace que todo en la vida actúe con intensidad y precisión. “Somos fortalecidos con poder, por medio de su Espíritu en el hombre interior.” Y la fortaleza continúa, a nosotros vienen reservas de poder las cuales no podemos agotar.
“Como tus días así será tu fortaleza.” Fuerza de voluntad, fuerza de afecto, fuerza de juicio, fuerza de ideales y ejecución.

“El Señor es mi fortaleza” para caminar, él nos da poder para marchar por terreno llano, para ir por aquellos senderos de la vida en los cuales no hallamos ninguna sorpresa agradable y deprimen los espíritus como el trabajo mas vil.

“El Señor es mi fortaleza” para ascender, él es para mí el poder con el cual puedo trepar la Montaña Dificultad sin temor alguno.

“El Señor es mi fortaleza” para descender, cuando dejamos las montañas cómodas, donde hemos estado, rodeados de aire y sol, y empezamos a descender a una atmósfera mas cerrada y calurosa, cuando el corazón está presto a desmayar.
El otro día oí decir a un hombre, refiriéndose al aumento de su debilidad física:”¡Lo que a mí me cansa es el descender!”

El Señor es mi fortaleza” para que permanezca sentado sin moverme. ¡Cuán difícil es lograr esto! En momentos cuando estamos obligados a permanecer quietos, ¿no nos decimos los unos a los otros? ¡Si solamente pudiese hacer algo! ¡Qué dura es la prueba para una madre cuando su hijo está enfermo y ella permanece a su lado sin poder hacer nada!
Pero el no hacer otra cosa sino sentarse sin moverse y esperar, requiere de una fortaleza tremenda.

“El Señor es mi fortaleza” “Nuestra suficiencia es Dios.” The Silver Lining

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