martes, 1 de febrero de 2011

“Y me sacó a anchura, y me libró porque se agradó de mi.” Salmo 18:19

Busquemos esta “anchura” ¿Qué otra cosa puede ser sino el Mismo Dios, aquella Existencia infinita en quien todas las demás personas y demás corrientes de la vida terminan? Verdaderamente , Dios es un lugar grandioso. David fue traído al mismo por medio de la humillación, la nada y el abatimiento.

Madame Guyón



“Os tomé sobre alas de águilas y os he traído a mí.” Éxodo 19:4



No atreviéndome a lanzar mi barca sobre la marea de un completo sometimiento, pregunté al Señor que a donde conducirían Sus aguas a mi barquita. ¿Aguas perturbadas? Me dio miedo. “A Mí” Él respondió.

Me paré con el alma abatida llorando junto a una tumba abierta y pregunté a Dios, “¿a dónde conduce esta senda de aflicción que estoy pisando?” “A Mí” me dijo.

Amaba demasiado el trabajar con ahínco por ganar almas, hasta que vinieron las desilusiones y yo no podía comprender la razón de ello hasta que Él dijo: “Yo soy tu todo, ven a Mí.”

Observé aquellos héroes a quienes mas amaba y vi que fracasaron por no poder soportar la prueba, aún por esto, por medio de que pocas lágrimas, el Señor me condujo a Él.

¡En Él! Ninguna lengua humana puede expresar la felicidad que gozo desde que moro en Su corazón. Aquellas cosas que otras veces me encantaban, ahora no me atraen lo mas mínimo.




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